16 de noviembre de 2008

DESCRIPCIÓN DE GRANADA Y LOS MORISCOS EN 1526

Tras la conquista de 1492 y el deterioro de la convivencia entre cristianos y musulmanes provocado por el incumplimiento castellano de las Capitulaciones, los musulmanes, que de mudéjares pasan a moriscos, son descritos en un interesantísimo relato por el doctor alemán Johannes Lange que visita la ciudad de Granada en el año 1526. El los llama "moros blancos" en referencia clara a su origen étnico andaluz y no bereber. (Veáse también la descripción que hacía de ellos el embajador veneciano en esta misma época. Moriscos)

El Dr. Lange era médico de cabecera del conde palatino alemán Federico II que en ese año visita oficialmente la ciudad de la Alhambra donde estaba el Emperador Carlos V.
Como médico, Lange admira los baños andalusies y sus propiedades terapéuticas, que describió ampliamente en su libro Epistolae medicinalis publicado en 1554, sin embargo y aunque admirador de la Alhambra y sus vestigios, era enemigo del Islam que gracias al empuje turco avanzaba por Europa Oriental y por el Magreb donde en 1515 toman Argel.
En este ambiente histórico, en 1518 el emperador Carlos V publica una pragmática que entre otras cosas establecía lo siguiente:
Se prohíbe el uso por los moriscos de la lengua y hábitos árabes
Debían tener abiertas las puertas de sus casas los viernes, sábados y días de fiesta
En los desposorios y matrimonios no usasen ceremonias de moros sino que se celebrasen con arreglo a las órdenes de la Iglesia Católica
Que no se pusiesen alheña (hanna) ni polvos de la misma planta en los pies ni en las manos.
(Los moriscos enviaron repetidas comisiones para evitar el cumplimiento de la ley, hasta que el Veredicto de la Capilla Real del 7 de Diciembre de 1526 firmado por el emperador en Granada, admite que los moriscos no eran responsables de su débil incorporación a la comunidad cristiana por la débil campaña realizada por los castellanos, y se ordena una nueva campaña de evangelización que además de prohibirles mantener los ritos usuales de sacrificios de animales y el uso de la lengua árabe hablada y escrita, suprime el régimen tradicional de tranmisión de bienes por herencia y establece que en las bodas de moriscos, los padrinos de boda y de bautizo sean necesariamente cristianos viejos, medidas que buscan la desintegración de la estructura familiar morisca, y encomendadas para su seguimiento al temido Santo Oficio o Inquisición que, gracias a un tributo extraordinario pagado a la Corona de 40.000 ducados reunidos por los moriscos, aplaza su actuación religiosa aunque no pueden evitar la prohibición de hablar y escribir árabe).
El Dr. Lange, en su diario, escribía este interesantísimo relato:
"La capital del reino de Granada es la ciudad del mismo nombre que se eleva sobre las colinas en la que está edificada de tal forma que ninguna altura oposición situada fuera de sus murallas puede dominar su enclave. Granada es casi dos veces mayor que Nuremberg y en sus montañas vecinas, incluso en los días más calurosos del año, abunda la nieve, que sus habitantes utilizan para refrescar el vino. La ciudad de Granada se haya apenas a unas doce leguas del Mediterráneo. Se puede, por lo tanto, en llegar a África en tres días y, en otros cuatro se puede alcanzar el límite occidental del mundo.
En el pasado, Granada perteneció a los moros blancos, tuvo dos reyes durante las guerras de sus años postreros y estuvo sitiada seis años por el rey Fernando, cuyo ejército construyó ante sus puertas a la pequeña ciudad dede Santa Fe, y cuya esposa, Isabel, la conquistó al séptimo año para nuestra fe sacrosanta .
Continúo: la mitad de la población son moros blancos, cuyas mujeres e hijas visten blancos pantalones de marinero calzones (casi idénticos a los que en Alemania usan los pastores) ; y asimismo visten también blancos ropajes que las cubren desde el rostro a las pantorrillas, pero, lo más importante, es que se tapan la cara. A fin de que se les permita usar libremente esta clase de atavíos, cada una de ellas debe pagar al emperador un impuesto anual de un ducado. Quienes no quieren entrar en la iglesia Los domingos han de pagar al sacerdote un real al año. Asimismo, en las laderas de las colinas de esta ciudad existen todavía profundas cuevas que visitar, en las que un contingente de cautivos cristianos (entre ellos un obispo) estaban encerrados de noche y a los cuales se alquilaba de día para hacernos trabajar en toda suerte de trabajos manuales.
Y sido: la susodicha ciudad reconquistada el día de San Juan y por esta razón cada año los nobles y los burgueses se disfrazan ese día de moriscos y turcos provistos de escudos y lanzas y celebran una especie de profesión burlesca que recorre toda la ciudad al amanecer. Más tarde y en pleno día llevan a cabo un remedo de la Victoria. Se da suelta entonces, a seis o siete toros en la plaza del mercado para que el pueblo los corra y azuce. A raíz seguido acude la caballería, ataviada con trajes moros y turcos y dividida en dos bandos. Disparan unos contra otros complejos y grandes arcabuces, cargados sólo con pólvora para salvas, se persiguen en todas direcciones, fingen grandes sobresaltos, ora avanzan, ora retroceden y adoptan mientras tanto actitudes gallardas.
Vimos como en la festividad de San Juan Bautista y el propio Emperador participaba de estos juegos en Granada, en presencia de la Emperatriz y de una multitud de damas de honor portuguesas. Ese mismo día tres hombres fueron mortalmente heridos por los toros, y un viejo caballo, herido casualmente de un tiro en la cabeza, tuvo que ser rematado allí mismo.
Prosigo: les está prohibido a los mencionados moros (con severos castigos) el uso de armas, tanto en el campo, a sus casas, excepto un pequeño cuchillo de cortar pan y otro para pinchar la carne (no comen caza y toda la carne que consumen procede de animales enjaulado, atados por encerrados en cercas) . Y a tal fin los magistrados hacen registrar sus casas os veces al mes.
Asimismo, en nuestro último día de estancia en Granada el emperador invitó a mi Señor a presidir con él, en un jardín al pie de la colina de la Alhambra, un espectáculo morisco. Adornados con perlas de gran belleza y piedras preciosas en cuellos, orejas y brazos, y ataviados (casi como diáconos para la misa) según las costumbres de su tierra, bailaron al son de flautas, violas y tambores, después de lo cual tres mujeres de cincuenta años y otra que tendría unos cuarenta cayeron y cantaron al mismo tiempo vivos e increíbles ritmos paganos, mientras los demás daban palmas acompasadas que gritaban alegremente.
Después del baile, algunas moras subieron a lo alto de la colina y bailaron en la cuerda floja tendida entre dos locales, y luego se abrieron de piernas con todo descaro, mientras hacía muecas al emperador, chillando en su lengua nativa: "Todo el que vive aquí puede ganar el cielo."
Después de esta representación se les dio a beber agua.
Además: con la alheña las jóvenes moras de Castilla consiguen que sus uñas tengan un brillante color naranja (se figuran) les da un especial atractivo. En mi opinión las hace asemejarse a nuestros miserables curtido es de Nuremberg. Consideran también como algo vergonzoso que una muchacha tome siquiera un solo sorbo de vino. Por lo tanto, todas beben agua.En la mencionada ciudad de Granada se confeccionar toda clase de vestiduras de seda, pero siempre negras, por carecer de tintes indelebles de otros colores y son apenas más baratos que en Alemania, con la notable excepción del tafetán doble, que aquí es muy bello. También las perlas son aquí baratas.
Hay igualmente magníficos viñedos y un gran lagar próximo a las murallas de la ciudad. Al principio, no había sitio tampoco en el palacio para alojar al secreto de mi señor, y durante dos días obtuvimos que dormir en el suelo; luego alquilamos petates a los moros blancos, que nos exigieron un depósito de 15 ducados.
Permanecimos quince días en Granada y el 7 de julio, gracias a Dios, proseguimos gozosamente en nuestro viaje.
Otro pormenor: El palacio del Emperador fue construido por los moriscos en la colina de la Alhambra, dentro del recinto de la ciudad, y en su interior todavía pueden verse los curiosos y espléndidos baños del rey moro en los que se bañaba con sus esposas, de quienes tenía todas cuantas deseaba: a la que quería pero después del baño, le enviaba una manzana.
El agua que discurre por todo el mencionado palacio (en el que hay también un estanque con peces) fluye también por casi todas las demás casas importantes de la ciudad. El agua es insalubre, y si se bebe es fácil enfermar de disentería; pero no disponen de otra clase de agua, ni tampoco de pozos".
Doctor Johannes Lange. Diario, 1526

http://www.andalucia.cc/adn/0199nar.htm